martes, 9 de julio de 2013

Héroes de Ciudad Guate-Jessy Ruiz

La vida no termina, solo es un nuevo comienzo


Mi nombre es Jessica Cecilia Leal Ruiz, tengo  26 años, estudié Contaduría Pública y Auditoría. Me considero una joven normal dentro de lo que cabe, enamorada de Dios, de la vida y del amor, soñadora, con muchas ilusiones y expectativas sobre la vida, me fascina pasar tiempo con mi familia, especialmente con mis hermanos, me encantan las reuniones familiares, platicar con mi novio (quien siempre me transmite mucha energía). Para mí  la naturaleza es primordial en mi vida, por eso no pierdo la oportunidad de pasear en las montañas, campo o pequeños pueblos de Guatemala. Me gusta mucho conocer a personas nuevas y compartir con mis amistades de siempre. Además siempre estoy dispuesta a aprender cosas nuevas, investigar y conocer lo desconocido.

De pequeña, era una niña traviesa, escondida detrás de una niña tranquila, curiosa, deseosa de aprender, me encantaba ir al colegio, hacer mis tareas, jugar con mi hermana pequeña y mis primas. Mi sueño era ser astronauta o antropóloga, ya que me daba mucha curiosidad saber cómo era allá afuera, si habían extraterrestres y cómo vivían en sus mundos y por otro lado me moría por saber cómo habían sido los dinosaurios, si eran del tamaño que decían, si eran como mascotas y si la vida era. (Risas), como la de los picapiedras. La verdad desde niña he tenido ciega fascinación por investigar y encontrar respuestas.


Hace un año justamente en Julio comencé con el problema del cáncer, es increíble cómo pasa un año en un cerrar y abrir de ojos. Yo soy muy creyente de Dios, sin embargo sí puedo decir que llegue a sentir que eran mis últimos días, no encontraban que tenía y pase un mes y medio en cama sin poder valerme por mi misma. Cuando me diagnosticaron, si fue un poco difícil digerir la noticia, pensé en mi familia, que pasaría si yo ya no estaba. Sin embargo esa misma tarde mi tío, que es ateo, me contó sobre Lance Armstrong, el joven ciclista que con su buena actitud, venció al cáncer en fase terminal, entonces yo pensé: “Si él pudo, yo también”. Además ya había tenido una experiencia divina y tuve fe, de que si Dios había prometido curarme, la otra parte, me tocaba a mí.

Mi vida cambió radicalmente, yo era conformista, iba viviendo las etapas de mi vida con normalidad, sin hacer un esfuerzo extra. Durante mis quimios, no podía hacer mucho, me dedicaba a pintar, leer, ver documentales, películas, prácticamente descansar, reflexionar, crear nuevas ideas de negocios, nuevos proyectos, ya que aún no podía mantenerme de pie por mucho tiempo y vivir normalmente. Un día la señora que nos ayuda en casa nos contó que no podrían estudiar sus hijos, yo me sentí con la necesidad de hacer algo por ellos, ya que son muy buenos estudiantes. Necesitábamos reunir aproximadamente Q.6,000.00 para que estudiaran y yo sin poder trabajar, tome la decisión de contar la historia en Facebook y Twitter, pedí ayuda por esa vía a mis conocidos, no pensé que fuera a tener tanto impacto la historia, la noticia llego a Emisoras Unidas, quienes colaboraron y además nos anunciaron en las distintas radios por medio de sus respectivas redes sociales. Logramos reunir el dinero y que las personas se quedarán donando la mensualidad de ambos niños durante todo el año. Esto hizo que me diera cuenta que si desde una cama podía lograr bastante, entonces la capacidad que tenemos los seres humanos para lograr nuestros sueños es impresionante. Hay que perder el miedo de arriesgar, porque lo peor que pueda pasar, es que no pase nada.




Definitivamente ahora soy más feliz, sonriente, relajada, segura de mi misma, fuerte, soñadora, trabajadora, constructora de sueños, con más fe en Dios y la vida, más comprensiva,

Acá afuera, hay un mundo más vivo, más tranquilo, un mundo en donde puedes ver, escuchar y apreciar detenidamente, los amaneceres, las aves al despertar, la naturaleza dentro de la vida cotidiana, la belleza del ser humano dentro de sus rutinas, un mundo deseoso de ser descubierto, de amor, un mundo donde puedes ver y construir más fácilmente, tus sueños, tus relaciones con los demás y especialmente con Dios.


A la juventud Guatemalteca les digo que aprendan a conocerse y a encontrarse consigo mismo, que pierdan el miedo del "qué dirán los demás", rompan reglas y estereotipos. Pero si van a romper las reglas, que sean porque van a mejorarlas. Que se acepten como lo que son: seres humanos con habilidades, aptitudes y actitudes, pero también con limitaciones, debilidades y sepan que nadie está exento de cometer errores.Todos nos equivocamos, es parte de nuestra naturaleza, nadie es más que nadie, por lo tanto no podemos jugar a ser Dios y juzgar a los demás, pero si podemos corregir nuestros errores y ayudar a los demás a través de nuestras experiencias. Estoy segura que todos, creyentes o no, venimos a jugar un papel importante a esta tierra que tiene eco en el universo, es por eso que cada cosa que hagamos debemos hacerla con amor y con la firme convicción de que a más de alguna persona libraremos de algún problema. Allí ya pusiste tu granito de arena para ayudar al mundo. Cuando las cosas no estén saliendo bien, sean pacientes, al fin y al cabo. Todos los días vuelve a amanecer y es una nueva oportunidad para empezar de nuevo.


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